Adiós a los vivientes

Francisco Montes (Buenos Aires, 1995) desarrolla una práctica artística que integra dibujo, objetos y videos, ubicada en la intersección de diversas temporalidades, geografías y realidades. Su obra sumerge al espectador en un mundo de incertidumbres donde imágenes traslúcidas crean palimpsestos de luz que revelan subjetividades ocultas y confrontan sesgos. Su enfoque está puesto en cómo los poderes afectan la conciencia humana; buscando materializar lo invisible, que oscila entre emociones íntimas hasta dinámicas del tercer mundo. Su trabajo investiga qué archivos mantienen el significado de nuestra realidad y si es posible suturar una identidad a partir de fragmentos de múltiples orígenes.

Adiós a los vivientes, en la sala 10 del Centro Cultural Recoleta, es su primera exposición individual en una institución. Para ella, creó una serie de cinco dibujos lumínicos de gran formato (a los que se suman dos de mediano formato realizados previamente) y dos nuevas esculturas realizadas conjuntamente con organismos vivos.  La serie “Espesura lacunar” son obras que contienen, dentro de sí mismas, entre seis y ocho capas de dibujo sobre papel traslúcido. Van variando con los cambios de luminosidad interna, representando mundos dentro de mundos. Las dos esculturas inéditas presentan, en cambio, una densidad material, concreta y reconcentrada de convivencias entre especies. Los hongos, tal vez la entidad con mayor capacidad de co-creación para regenerar vida en el planeta y comunicar especies a través del micelio, es la base material para representar unas viejas del agua, animales del submundo con el talento silencioso e invisible para conectar territorios y temporalidades.